7.11.13

MANTENERSE EN LA LÍNEA II

Inocencia pura era ella, que creía que podía atravesar con una
bonita sonrisa el desierto, con muy buenas intenciones.
Ella creía que la maldad era puntual y estaba acotada, y que todo
tenia su explicación, no había ningún cabo suelto.
Ella tenía la vida representada en una gran pintura, dentro de una catedral y cada trozo del fresco que se le desdibujaba por la
humedad de la experiencia era como un nuevo alfiler clavado en
su clavícula.

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