10.3.13

HxA


Y entonces lo hicieron de verdad.
Después de eso, sus vidas cambiaron completamente. Nada de volver atrás.

Harpo volvía del instituto mirando las baldosas del suelo y pensando en las baldosas del suelo, nada más.
El discman se había quedado pillado en una canción por culpa de un arañazo muy insistente, así que paró un momento para cambiar el CD.
Siguió caminando y vio a lo lejos a una persona de su bloque, que venía de otro instituto. Apresuró-se Harpo para alcanzarla y alegró-se de que ella finalmente lo viese.
Ana era una de sus personas de cabecera, habían compartido muchos trozos de pastel, de diversos sabores. Todo ello era mutuamente recordado y querido, estando hilado además de en el tiempo en los olores, los sonidos y en un especial instinto subterráneo que no había sido explotado aun.
Le empezaba a parecer que quería pasar mil millones de horas con ella sin hacer nada, y que quería verla muy desnuda. Lo más posible.

Pues bien, siguieron caminando ahora juntos.
Cuando llevaban un rato andando hacia casa, sintieron, que lo que les rodeaba empezaba a resquebrajarse y vieron como por las grietas del decorado salía a chorros pura vida contenida y entrelazada que les empujaba a hacer algo. Todo esto lo sintieron por separado, y sin expresarlo, como andando en silencio entre un apocalipsis cualquiera.
Pararon en un banco de cerca de casa, Ana se lanzó a probar su boca en menos de un latido. Harpo quedó sorprendido y aliviado por no tener que explicar nada. Quedó totalmente encontrado con lo que quería. Quedaron encontrados en una nueva parte del mundo.

Y en este mundo aparte de muchas cosas había un instinto que les apresuraba a algo muy concreto, les encendía todas las putas luces. Sabían exactamente que tenían que hacer. Y había un lugar en el que por lo que fuera podían hacerlo.

Entraron, dudaron, se desnudaron. Cuando lo hicieron se dieron cuenta de que efectivamente no bastaba con eso.


Y entonces lo hicieron de verdad.
Y después de eso sus vidas cambiaron totalmente, con un balanceo absurdo, con dos sillas en el suelo y un montón de bichos expectantes.

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