10.6.14

DE COMO COMENCÉ A DESTRUIR EL MUNDO


Cuando cumplí cierta edad decidí que debía hacer algo bueno por la humanidad. Así que conseguí  uno de esos carritos para vender  fruta. Llené el carrito con bolsas de odio y dolor y mierda, e iba por los pueblos y ciudades repartiendo bolsas con odio y dolor y mierda dentro. La gente los recibía con alegría y entusiasmo porque pensaban que eran bolsas con deliciosos melocotones frescos de temporada. Pero dentro no había más que odio y dolor y mierda y un poquito de sangre.
Abrían las bolsas con una sonrisa, luego les explotaban en la cara y les hacían toser para luego vomitar, y les ensuciaban  la ropa y el alma.


Desde entonces todos quieren verme muerto.


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